viernes, 25 de abril de 2008

Al amor...


A S.H.C.

¿Qué es el amor?
Hablan los románticos del motor del mundo cuando se refieren a este sentimiento, unas veces contrapuesto, otras, correspondido, pero la mayoría de las veces agradable. Luego está San Valentín, que se supone que es ese día en el que los amantes celebran que lo son, no está mal, teniendo en cuenta que sentir esa cantidad de sensaciones no es despreciable para nadie, ya que muchos las anhelamos.


El amor tiene dos caras bastante evidentes, una para los que aman y otra para los que no lo hacen. Es una cuestión de decisiones, o porqué no, de indecisiones. Prioritario o no, está claro que esto de las artes amatorias urge a más de uno y una, luego, evidentemente, vienen las decepciones, los desprecios y las frustraciones, pero ¿de dónde? Piensa este humilde servidor que de nuestra más básica educación. No estamos educados para amar, no amar, ser amados o no ser amados, y en el momento actual, todavía menos.


Amar es amar, dice el título de cierta película, pero amar no se ha de convertir en una mera necesidad, como pueden serlo orinar o defecar, amar también es compartir, amar también es comer y beber, amar es sentir y caminar. El deseo sexual nace del amor, del desamor o de una cogorza descomunal, pero el amor no crece con el mero riego del sexo. Tampoco vive Cupido en los corazones de los amantes dependientes, ni en la mente de los que se reprochan cientos de caricias y palabras; tampoco vibra en las almas vacías. Los verdaderos amantes se aman a sí mismos mientras que los embusteros no aman a nadie.


Por otro lado, tenemos el amor ideal, ese del que todos maman, pero nadie siente... amar es una sonrisa, amar es una caricia, amar es reír, amar es soñar... ¡Lástima de aquellos que han dejado a un lado el amor por ser incapaces de reconocerlo!... Siempre les quedará el Hipercor...
Y hablando de amor, continuemos con el desamor, con el agrio roce del olvido. Ese desinterés que nos condena a la soledad menos satisfactoria de todas, la del que quiere sentir y es arrinconado. Es triste ser vapuleado por el titán de la indiferencia, pero más ignominioso es no amarse con la dulzura de tus solas caricias. El amor es un juego perdido… hasta que se desvelan todos los naipes y finalmente ganas la partida.


Y en un día como hoy, tan amoroso, amatorio y amado, por lo menos para mí, me gustaría recomendar un título, recién sacado de los hornos editoriales, que versa sobre todos estos asuntos tratados, concretamente con las artes del enamoramiento, titulado Un millón de mariposas (escrito por Edward van de Vendel e ilustrado por Carl Cneut). Integrado en ese grupo de “libros hermosos y agradables”, me hubiera encantado recibirlo en este San Valentín… “Ea”, así es el amor…. y también la soledad.


PD: Se me olvidaba decir que, si quieren saber algo más sobre el verbo “amar”, pregúntenle al monstruo del joven doctor Frankenstein, que anhelaba hacerlo con todo su ser y le era imposible… ¡Cuán paradójica es la naturaleza humana! (y la inhumana…).

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