martes, 17 de noviembre de 2009

De consumismo



El pasado sábado, haciendo caso omiso de las consignas que de todo tipo se lanzan contra el imperio Ikea, me acerqué en compañía de unos amigos a una de las tiendas que esta factoría tiene en la Península Ibérica, concretamente a la de Murcia. Y sin más datos introductorios, les describo a continuación el panorama de lo que allí contemplé (y sufrí…).
El sambódromo de Río de Janeiro se quedaría pequeño para tanto público. Curiosos –los menos-, consumistas –los más- y perdidos –casi todos- se dejaban la guita casi a coscorrones: a base de sillas insufribles, cachivaches sin sentido, artilugios bien pensados y alguna que otra necesidad.
Sería un necio si les dijera que me fui de vacío… Adquirí bastantes chorraditas ¿innecesarias? Perchas, bombillas, una espumadera y marcos de varios tamaños componían mi peculiar cesta de la compra. A pesar de ello, no crean ustedes que no tuve unos cuantos remordimientos, referidos todos a los principios de “hágaselo usted mismo” “utiliza lo que otros desechan” y “¿usaré alguna vez esta monería?”. Pero al final, compré. Compré pese al dilema, compré pese a todo.
Causa y efecto se encuentran tan ligados, que será inevitable hacerle frente a ese castigo que la madre Natura nos tiene reservado por desoír las leyes no escritas del equilibrio y el orden. Y sólo entonces, contemplando las consecuencias de la efímera abundancia, encontraremos el sentido de las bellas imágenes que llenan los libros de Keizaburo Tejima.

2 comentarios:

Mónica dijo...

El imperio Ikea es lo que tiene. Pero yo me quedo con las imágenes que nos regalas de Keizaburo Tejima.

Ahora mismo estaba dibujando un lobo, y el mío se queda pequeño junto a este. Preciosas ilustraciones de la naturaleza. Me gustan mucho los búhos. Voy a conocerlo un poquito más. Muchas gracias Román.

Anónimo dijo...

Tiene una pinta estupenda... Pero en mi biblioteca no tienen nada de él. Buaaaa!!! (Lloros intensos).
Saluditos, Miriam