lunes, 31 de mayo de 2010

El señor de las moscas


Si creían que iba a pasar del largo sobre la tanda de “medidas de austeridad” del Gobierno, se equivocaban. Simplemente era una pequeña demora para terminar el libro de hoy y ofrecerles una crónica más apetitosa (me encanta la carroña y la naturaleza humana, lo siento). Si a ello añadimos el uñero con el que ha despertado mi pie derecho hoy, creo que esta noticia tendrá su éxito.
Sí, soy funcionario, de esos pudientes, como dice nuestro Gobierno, que manejan billetes a manos llenas. Y no les llevo la contraria, ya que el próximo mes me toca acercarme al banco unas cuantas veces: que si hipoteca, que si la contribución, el seguro del coche, una lavadora, media docena de sillas, la derrama de la comunidad y otras serie de facturas (¡menos mal que no tengo descendencia, si no me desangraban…). Será eso, que soy rico. Y como lo soy, no pienso acudir a eso que algunos llaman “huelga”, no sólo acogiéndome a lo que queda en mi cuenta bancaria, sino al dictamen con el que muchos votantes suelen acallar a los no votantes como yo, “luego no te quejes…” así que, prefiero que vayan ellos a desfogar que para eso tuvieron un presidente electo (N.B.: Si les dejan, porque tengo constancia de que en algunos lugares de trabajo de la Administración Pública ya están pidiendo declaraciones juradas de aquellos que tienen intención de no trabajar el día 8 de junio… ¡Aysssssss! Si es que estos socialistas no son buenos… Coartar un derecho constitucional, ¡Habrase visto!... ¡Menos mal que no les ha dado por coser estrellas de cinco puntas sobre la ropa!).
Siento si hiero su sensibilidad, pero eran de esperar los acontecimientos, ya que en esta dictadura del progresismo y la solidaridad (la hay de todos tipos: fascistas, chavistas, castristas, kirchneristas…), lo que prima es mantener un Estado subvencionado para unos a costa de parasitar a otros, en vez de tomar medidas para crear empleo y engrandecer nuestra dignidad (¿Se dan cuenta de la cantidad de gente joven que está terminando su formación y va a dar con sus huesos en la fachada del INEM…? Que la cola del paro y de los planes de empleo es muy dura, se lo dice un experto) y de paso, nuestra patria.
“Non ti preocupare”, zapatazos como este (son los pormenores de tener un apellido tan “oficioso”) eran de esperar sobre todo si proceden de una apariencia inofensiva…, porque, díganme: ¿Acaso la mente infantil del Jack de El señor de las moscas no se subyuga ante el poder absoluto en la isla? ¿Acaso su lanza no es capaz de atravesar cualquier palabra en desacuerdo?... Opinen lo que opinen sobre Jack, Ralph, Roger o Piggy, mi favorito sigue siendo Simón. Adivinen porqué.

Banda sonora original: De los malos. Elbicho.

viernes, 28 de mayo de 2010

Vacas...


Adoraba el sonido ritmico de la leche cayendo en el cubo..., cremosa, tibia. Nadie diría que fui nieto de un granjero que ponía nombres como Ceniza o Jilguera a sus vacas...

Como peso muchos kilos
soy un animal tranquilo.

En el norte vivo suelta
y puedo darme una vuelta.

Trasgo hierba y como pienso,
tengo un apetito inmenso.

Tanto ahora como antes
siempre he sido un rumiante.

Me miran mucho los perros
si llevo puesto el cencerro.

Si veo una mosca sola
la golpeo con mi cola.

En mi piel hay grandes manchas,
blancas y negras, muy anchas.

Una cosa me descubre:
lo grande que son mis ubres.

Mi familia es un tesoro,
y mi marido es el toro.

Nazca en mayo o en febrero
mi hijo siempre es un ternero.

Leche, mantequilla y queso;
sirvo para todo eso.

A Suiza o a Holanda,
siempre voy donde me mandan.

Si alguna no está delgada
dirán que es de mi manada.

Aunque esté atada a una estaca
no dejo de ser la …

Rafael Ordóñez Cuadrado.
Animales muy normales.
Ilustraciones de Susana Fernández Igual

2005. Madrid: Alfaguara

miércoles, 26 de mayo de 2010

Del álbum ilustrado español



Como hoy ando algo alterado y ladro más que hablo (¡malditas seáis, oposiciones!), he decidido ir al grano y dejarme de esos rodeos que, puntada tras puntada, desgranan lo más florido de mi vida personal, por lo que ¡agárrense que vienen curvaaaaaas…!
En una de las entradas de la semana pasada, afirmé que no sólo los alemanes o ingleses eran los únicos artífices de los buenos álbumes ilustrados… Sí, sí, ya sé que les encanta el topo de Wolf Erlbruch, los manchurrones de acuarela de Quentin Blake o el preciosismo de Quint Buchholz, pero uno también ha de defender el arte patrio y anunciar a los cuatro vientos las bondades del álbum ilustrado “made in Spain”, que para eso uno tiene su vena chovinista, ¡odo!
Hablemos de lo que hablemos, el problema del español es el de siempre, que no sabe darse el suficiente pábulo y crear un producto ampliamente publicitado (que bien mirado, también es un arte…), y eso que en cuestiones literarias y pictóricas tenemos un status dentro del Viejo Continente. Aunque así sea, les digo: No se sientan acomplejados mis queridos compatriotas ilustradores y escritores porque aquí, también hay tomate, ¡y del bueno!
Pese a ello les debo una disculpa, ya que muchas son las veces que dejo de lado el trabajo de los de aquí y me decanto más por el de los de allí, así que entono el Mea culpa y les hago una reverencia de reconocimiento y agradecimiento.
En cualquier caso, lo de hoy, más que una reflexión de viva voz, es casi una denuncia de lo que el otro día me aconteció… Andaba yo mariposeando de tomo en lomo, de estante a balda, cuando un pequeño libro arremetió contra mi curiosidad. Pertenecía a la colección de Sopa de letras, esa tan conocida de la editorial Anaya, y llevaba una pequeña banda de papel amarillo que rezaba Premio de Álbum Infantil Ilustrado “Princesa de Éboli” 2008, lo que llamó todavía más mi atención… Lo abrí y leí allí mismo, de pie. Y me encontré con un relato tan pequeño como gracioso, con unas ilustraciones animadas, absurdas y geniales, y lo mejor de todo: barato (toma nota Encarnita…). Sencillamente, El día que olvidé cerrar el grifo de Lucía Serrano, me chifló…, pero (siempre hay un pero) lo que no me parece nada correcto por parte de la editorial Anaya, es el formato en el que ha editado su libro (lo que no resta merito al haberlo editado… para el césar, lo que le corresponde), un formato que desluce considerablemente las ilustraciones, que no deja apreciarlas ni disfrutar de sus íntimos detalles… Decir como punto y final que, si esta obra la firmase Babette Cole, seguramente se hubieran cuidado más esos “pequeños” detalles.
¡Y que viva el libro-álbum español!

lunes, 24 de mayo de 2010

De lo humano...


-Ya no es lo que era o, probablemente, no lo parece…
- ¿Quién?
- El hombre… Menos misericordioso, más hermético, menos sensible, más sexuales, más endiosado, en definitiva, más humano que nunca...

Y llegados a este punto, cabe cuestionarse eso de “¿Hasta dónde llegaremos?”.
Sólo un cataclismo puede librarnos de esta degradación tan suculenta, que holla lo incomprensible. Y así vendrán otras guerras, otros mundos, para recordarnos lo mal que lo hemos hecho durante las últimas décadas.
Pensarán en qué bicho tropical me ha picado esta mañana, a lo que respondo que dos, una película y un libro, aunque de procedencia más nórdica, que desgrano a continuación.
La cinta blanca, filme muy alabado por la crítica, es de esas películas con gusto indescriptible, no como los buenos vinos, sino como los mejores vinagres. Larga y un poco flácida (a fin de cuentas sólo pretende contar la vida de un pueblecito alemán) aboga por explayarse en una cuestión bastante peliaguda: la educación como germen del belicismo. Tema canalla y que provoca cierta repulsa hacia este título del séptimo arte, me sugiere puntos en común con la realidad actual… Así que, vean y comparen.
Por otro lado esta esa “canción” (a veces los libros toman otra forma de arte…) con la que la editorial Los cuatro azules nos ha sorprendido esta primavera (de paso agradecería a estas editoras que facilitaran imágenes de cierta calidad sobre los libros que editan, porque me las veo negras para dar con ellas, de ahí que la imagen de hoy se refiera a la edición alemana)… Algo con lo que nadie había contado, de Marit Törnqvist, aunque parezca una obra dirigida a niños (tanto sentido metafórico puede parecer enrevesado al joven lector…, ¿alguien se atreve a establecer similitudes con la obra de Jimmy Liao?), se adhiere a ese mensaje que hoy forma parte de este blog: “¿Hasta donde nos llevará esta sociedad fuera de sí?”… Seguramente al mismo sitio de siempre, quizá a ninguno…, lo esperanzador es que todavía hay personas que andan contracorriente, que se preocupan por los demás, que creen en las casualidades, en lo hermoso de la vida.
De todos modos, no se aflijan, y sigan viviendo, es lo único que nos queda a fin de cuentas…

viernes, 21 de mayo de 2010

Terminar la semana con un beso


Y para terminar la semana con algo más de amor y gestos de complicidad, ahí les dejo con una tanda de besos que, aunque a veces suenen castos y puros, siempre esconden algo lúbrico que a muchos nos eriza el vello… Y... ¿por qué no? ¡Bésense este fin de semana!

- ¿Qué es aquello?
- Una cometa,
un destello,
un camino de luz.
Pide un deseo.
- ¿Por qué me miras con ojos traviesos?
- Porque le he pedido
que me des un montón de besos.

Txabi Arnal Gil.
Besos.
Ilustraciones de Julio Antonio Blasco.
2009. Barcelona: Pintar Pintar.

miércoles, 19 de mayo de 2010

L'amour...


Con estas temperaturas y con lo revolucionadas que andan las aulas, podemos considerar que la primavera ya ha llegado…, aunque no siguiendo la estela de otros años, es decir, pasito a pasito, que esta vez ha sido de golpe y porrazo, bruscamente, como una tormenta de verano. Y así ha pasado, que la libido de mis alumnos, más pingos y casquivanos que nunca, anda por la estratosfera (les confieso que casi rozando la mía, ja, ja, ja)… Aviso, por si no se han percatado, que no sólo los centros educativos están corrompidos de ese tufo a feromonas, sino que en cualquier callejón pueden darse de bruces con un par de tórtolos y arrumacos sin mesura, por lo que será mejor curarse de espanto y dejar que las artes amatorias fluyan estos días de calidez y olor a yerba segada…, quienes puedan, de eso no hay duda, porque los que andamos a dos velas, tenemos que conformarnos con eso que algunos llaman la sana envidia… o no, que en cualquier momento nos puede dar un aberrunto y echar al lazo a un/a buen/a mozo/a para que soporte las rondas nocturnas de esta o aquella guisa, que, ya dicen los viejos, siempre se encuentra roto para un descosido… Lo poco deseable es que no encajen como es debido, pero para eso, ya está la soledad, que siempre halla lugar donde quedarse. Y no nos pongamos melancólicos ni llorones, que se abatojan los ojos de lágrimas y no queda lugar para la risa…
Y como hoy celebro la llegada de Cupido a nuestras vidas, he creído conveniente reseñar un álbum ilustrado de lo más amoroso, que esos también me gustan aunque no los reseñe con la misma frecuencia que otros… La gran fábrica de las palabras, un texto de Agnès de Lestrade acompañado por las ilustraciones de una seguidora de este blog (no sé si considerarme famoso…, je, je, je), Valeria Docampo y editado por la editorial catalana Sleepyslaps, nos habla de las palabras que a unos les sobran, de las palabras que otros recogen y de esa hermosa conjunción entre unas, otras y el silencio, que siempre pilla a mano cuando queremos declararnos a alguien.
¡Y que viva el amor, “manque pierda”!

B.S.O.: Wo ist die Liebe in? Lea-Marie, http://www.youtube.com/watch?v=KWc13wHcBCk

lunes, 17 de mayo de 2010

De fines de semana y reediciones


¿Saben quién les puede ofrecer un fin de semana que aúne romerías, uno de los clásicos de Hitchcock y reparaciones de sillas…? No lo duden mucho: Yo (Risas enlatadas). Y si quieren más detalles, les relato a continuación:
Albacete, viernes 14 de mayo de 2010. Psicosis en la gran pantalla. Una oportunidad para engrandecer la cultura cinematográfica. Una oportunidad de escaparse de los apuntes. Una oportunidad de contemplar los medios ínfimos con los que se contaban en 1960, sus resultados y compararlos con los actuales. ¡Menos mal que el hombre involuciona! Y después: caracoles y vino tinto. Es lo suyo.
Villamalea, sábado 15 de mayo de 2010. Si alguno de ustedes no han asistido nunca a los festejos que en este pueblo de La Manchuela dedican a San Isidro, háganlo, se perderían la mayor amalgama de diversión castiza que conozco.
Albacete, domingo 16 de mayo de 2010. Tras mucho penar con el aceite de linaza, el decapante, la cera de abeja, el líquido anti-carcoma y otras sustancias cancerígenas, casi he finalizado la supuesta restauración de dos sillas desvencijadas que me encontré en el desván… Sólo necesito enea y tiempo para tejer el asiento…
Y después de este cuaderno de bitácora (no sé si con mucha chispa y salero, dos de las cosas que más me caracterizan…) he de terminar con un golpe serio, ya que el libro de hoy merece eso y mucho más... Pese a la gravedad de este libro, considerado uno de los clásicos del álbum ilustrado español (no sólo los ingleses y alemanes saben hacerlos…), hemos de alegrarnos soberanamente ya que la editorial El Jinete Azul ha decidido reeditarla tras muchos años. Yo las quería no necesita mucha presentación, con solo decirles que pienso comprarme este libro de María Martínez i Vendrell (a la tinta) y Carme Solé Vendrell (al pincel), lo digo todo. Léanlo y después me cuentan…

viernes, 14 de mayo de 2010

Cuando los pupitres se quedan vacíos


Giramos la cabeza y, tras las cortinas de agua que nos regalan los nubarrones de mayo, nos percatamos de lo transitorio de nuestros pasos…
Ayer recibí la noticia de que Jesús, “El Torcío”, catorce años, no más, había sido hallado muerto una mañana... Padecía una enfermedad degenerativa, lo que no le impedía seguir siendo tan vago a la hora de estudiar la asignatura que un servidor le impartía, ni para invitarme una y otra vez a ver los hurones con los que cazaba en la sierra socoveña…
A veces los alumnos se van y los profesores quedamos, lo que nos llena de la extraña sensación que recorre a aquellos que pierden un pedazo de sí mismos…

Salen los niños alegres
de la escuela,
poniendo en el aire tibio
del abril canciones tiernas.

¡Qué alegría tiene el hondo
silencio de la calleja!
Un silencio hecho pedazos
por risas de plata nueva.

Federico García Lorca.
Canción primaveral.
En: Obra completas. Vol. I.
1978. Madrid: Aguilar.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Novedad que no lo es






Seguramente estaban esperando que hoy les deslumbrase con alguno de los títulos que he colocado arriba y que han lanzado las editoriales durante estas semanas, como son La casa de Innocenti y Lewis (que ha deslumbrado de nuevo con su arte realista y que tiene a casi todas las bibliotecarias a punto de alcanzar el orgasmo…), Nat y el secreto de Eleonora de Le Ray y Dautremer (¡hasta qué punto van a exprimir el arte de esta chica!), el Hansel y Gretel de Mattotti (la tinta china, el claroscuro y el miedo infantil, ¡al poder!) o el Esconderse en un lugar del mundo de Liao (profundidad poética donde las haya)… , ¡pero no! -ríanse, deseo que lo hagan-…, he decidido dedicarme a otro librillo que también recojo en las imágenes, concretamente al que se refiere la quinta, Consejos para las niñas buenas, un texto de Mark Twain ilustrado por la española Montse Ginesta y publicado por Libros del Zorro Rojo.
Quizá opinen que no es ninguna novedad de esta primavera, pero como un servidor se lo cruzó el otro día junto a los otros cuatro sobre las baldas de una librería, no lo conocía y prefiere hablar de otros libros y autores que no sean los de siempre (como se nota la vis comercial de las casas editoriales…), aquí se lo traigo, recién sacado del desguace que regento.
No les pille por sorpresa que me guste Mark Twain, ese genio considerado por muchos el primer autor de la literatura norteamericana moderna y que hoy deslumbra hasta al más sibarita. Samuel Langhorne Clemens, verdadero nombre de Twain, era un progresista (de los de antes, perdónenme los de ahora) con una ironía refinada y devastadora, y que tuvo los cojones para nacer y morir con el paso del cometa Halley sobre las cabezas de sus contemporáneos. Pero también era un niño, y como tal, se pasó la vida hablando de otros niños que usaban su supuesta inocencia para poner a caer de un burro a cualquier adulto con mucha picardía y algún que otro piropo.
Y sin más dilación les presento este recetario de consejos para niñas que quieren ser malas y tienen que aparentar ser buenas, para niñas que quieren aprender a desenvolverse en la doble moral de los adultos, en definitiva, para niñas de las de siempre (no se ofendan las féminas, que nos conocemos…). Así que ténganlo en cuenta, si le regalan este libro a una niña, es posible que creen un monstruo (o no…).

lunes, 10 de mayo de 2010

Repeticiones


Los hay que son partidarios de releer un libro una y otra vez, buscando en él todo tipo de sensaciones y momentos, porque, tanto nosotros, lectores, como ellos, libros, cambiamos con el paso del tiempo, y eso, en mi pueblo, se llama evolucionar.
Un servidor no se encuentra entre este grupo de afectados por la repetición, ya que, excepto un par de libros, no acostumbro a releer. He aquí mis razones:
a. Escasez de tiempo y abundancia de obras. El lector que se precia de serlo, aboga por la diversidad, es plural, es decir, lee esto y aquello, lo de aquí y lo de allí, por ello, si dedica las horas a releer, se está perdiendo otras lecturas que también disfrutaría (o no).
b. Principios y finales. Todo, desde la misma vida hasta un viaje en tren, tiene comienzo y final. Sería pretensión divina prolongar lo que no ha sido concebido como tal. Sería comportarse como roedores al entrar en un bucle repetitivo que no nos dejase ver otros mundos, saborear otras palabras.
c. No releer cualquier cosa. Hay libros más susceptibles que otros de ser releídos. Si releyésemos cualquier “best-seller” de novela histórica, estoy seguro de que desistiríamos a la mitad, en cambio, si hiciésemos lo propio con El Quijote, encontraríamos otros puntos, otros caminos.
d. Libros y momentos. El lector que lo es, selecciona los libros que va a leer y estas elecciones siempre dependen de las variopintas situaciones que vive. Elegir un libro implica un deseo sujeto a las palabras del título, los comentarios oídos o la siempre omnipresente crítica, por ello, si releemos, ese sentimiento primario decae, se apaga, y por tanto el libro no será el mismo. Cada libro tiene su momento.
Hecho esto les dejo que me pongan en los comentarios sus razones para releer o no hacerlo. Y para todos aquellos que gustan de leer una y otra vez, y sin que sirva de precedente, les invito a leer, o mejor dicho contemplar, ¡¡Máaas!! (editorial Lóguez), ya que este título reduce su texto a dos palabras, y en el cual, Peter Schössow, hace una hermosa defensa de eso que los humanos llamamos repetir.

viernes, 7 de mayo de 2010

De peleas


Quien crea que los niños son meros querubines caídos del alto cielo, con su áurea corona y sus alas impolutas, está más que equivocado porque, entre otras cosas, los angelicos no se dedican a estar de gresca todo el santo día como si de gallos de pelea se tratasen, máxima afición de cualquier escolar que se precie de serlo (también están los extraterrestres, pero esos no nos interesan). Y para celebrar el belicismo infantil, ahí van unos versos con “ñ” que me tienen encandilado… ¡Feliz fin de semana!

Amiga cigüeña
se puso a la greña
con amiga araña:
que si pedigüeña,
que si mala entraña,
que si una castaña,
que si un haz de leña,
que si por trigueña,
que si por extraña,
que si aquella seña,
que si una patraña,
que si tan tacaña,
que si tan pequeña,
¡que si una alimaña!...

Amiga cigüeña
con amiga araña.

Cizaña.
Mirta Aguirre.
En: Letras para armar poemas.
Selección y prólogo de Ana Pelegrín.
Ilustraciones de Tino Gatagán.
2000. Madrid: Alfaguara.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Menudencias de la LIJ


“Semos” los mayores y no la gente menuda, los que, en nuestro afán, por un lado, de imponer nuestro criterio, y por otro, de seguir siendo meros Peter Panes, producimos, editamos, recomendamos y vendemos todo tipo de obras dirigidas a un público ajeno a nuestra franja de edad, el infantil. 
Sí, sí… muchos me diréis que sois padres, tíos, abuelos, maestros, payasos o cuentacuentos, pero, al fin y al cabo, todos y cada uno de nosotros no somos más que entrometidos… Y hago bien en pensar en que, si las manecillas del reloj me llevasen a otros tiempos en los que era un niño, y un adulto como el que soy yo ahora me recomendase un libro, no me cabe duda de que, como mínimo, le dedicaría una pedorreta y lo dejaría con tres palmos de narices cuando, al girarme, le dedicara un sonoro “¡¿Qué se habrá creído este?!”. 


Creo que la Literatura Infantil es aquella literatura leída (o escrita) por los niños y nunca aquella escrita para los niños (fíjense en ambas preposiciones…, ¡cuan grande es la grandeza de la lengua castellana!), cosa que olvidamos a diario, yo el primero, mientras sugerimos, reseñamos y defendemos este libro o aquel otro… 
Claro está que sabemos de sobra que el gusto está reñido con la calidad y no podemos dejar entre manos de cualquiera eso que llamamos selección bibliográfica, ya que llenaríamos librerías y bibliotecas de adaptaciones Disney®, Barrio Sésamo® o las aventuras de Gerónimo Stilton. 


En cualquier caso la solución para no caer en esa literatura de masas o paraliteratura que llena nuestras estanterías como agua de mayo (¿Quién iba a decirnos lo útiles que nos sería el paraguas y el abrigo estos días?), está en el término medio: conjugar las preferencias del público infantil con nuestros criterios sobre literatura. Y siguiendo mis gustos y criterios, les envío allá donde estén una colección de libritos que vuelve locos a los niños pero también a los adultos. No podía ser otro, Pomelo a llegado a esta casa de monstruos.


Por si no lo conocen se lo presento. Pomelo es un elefante diminuto. Yo calculo que no debe medir cinco centímetros (vive debajo de un diente de león, imagínense...). Y no me refiero al largo, pues seguro su trompa es larguísima. Además es rosa, un color muy poco común entre los elefantes, y suele perderse en cualquier escenario que le parezca bien.
Archiconocido por todos los monstruos, este personaje de la escritora rumana -nacionalizada francesa- Ramona Badescu, y el ilustrador francés Benjamín Chaud, llegó a las librerías en 2002 para quedarse y vender montones de copias de sus libros en pequeño formato y tapa blanda (¡Lo que me gustan estos libritos que edita Kókinos!). Una serie que suele repetir el patrón de otras ya que en muchos volúmenes podemos encontrar varias historias (recuerden por ejemplo, a Sapo y Sepo). 


Colorista, simpático, absurdo, cercano, tierno , divertido, curioso, inocente, poético, exagerado y un sinfín de calificativos más, hacen de Pomelo una apuesta segura dentro de una literatura infantil que encandila a todas las edades y sabe adaptarse a cualquier tipo de lector independientemente de su franja de edad, origen u condición. Esa universalidad que muchos necesitamos en aras de una literatura poderosa que, desde la sencillez, nos obligue a perdernos entre bosques y malezas espesas e intrincadas.


lunes, 3 de mayo de 2010

Palabras estacionales


Nos acercamos al peligroso mes de mayo, treinta y un días que desatan los rayos del sol (aunque los pronósticos no sean demasiado optimistas…), los niveles hormonales -los míos incluidos- y, con ello, el frenético ritmo de vida veraniego. Le pese a quien le pese.
Por lo pronto, he de “disfrutar” de este día festivo que me ha regalado el calendario escolar, y echar unas horas frente al tema de hoy, cuyo título les ahorro (¡Pufff!)… Atrás han quedado tres días de asueto bastante “especiales” en los que, entre otras cosas, me ha acontecido lo siguiente:
-He sido nombrado presidente de la comunidad de vecinos.
-Por fin he visto la sensación cinematográfica del cine español de la temporada pasada, Celda 211 (Breve crítica de cine: Podría ser mejor…).
-He asistido a una auténtica ceremonia de té japonesa (con sus pastelitos incluidos) en la localidad albaceteña de Motilleja y orquestada por mi maestra Momo Makino.
-He ejercitado la musculatura con buenas sesiones de natación y carrera.
-He cenado con la familia (aunque esto pueda parecer aburrido, no lo es en absoluto… así son las reuniones españolas…)
-He corregido un buen fajo de exámenes (¡Qué agradecidos van a estar mis alumnos!... O puede que no…).
- Y he desatado mi pasión por la acuarela.
Por lo que la semana que hoy comienza sólo me resta descansar (paradojas de una vida dedicada a los exabruptos culturales)… ¡Y pensar que todavía no ha llegado el verano!... Rezo y espero que todas las palabras recogidas por Blexbolex (pseudónimo de Bernard Granger) en el fantástico inventario de vocablos relacionados con las cuatro épocas del año y que ha publicado la editorial Kókinos bajo el título de Estaciones, no tengan que sucederse una tras otra, porque si no, la llevo clara con los exámenes que me esperan a finales de junio... En cualquier caso creo muy necesario recomendar este buen libro de páginas crujientes, coloridas y a rebosar de buenas palabras, a padres y maestros (sobre todo a los de Educación Infantil y primeros cursos de Educación Primaria), porque, no sólo lo utilizarán, sino porque también se sorprenderán de la cantidad de jovencísimos lectores que es capaz de atraer.