lunes, 12 de noviembre de 2012

De Internet y la imaginación



La otra mañana se comentaba entre bambalinas educativas, las posibilidades descomunales que Internet nos ofrece, muchas de ellas todavía por descubrir, más que nada porque la mayoría de los usuarios nos centramos en la pornografía –¿sexual o literaria? Elija-.
Cada vez que me doy una vuelta por el cibermundo y comienzo a enlazar con todo tipo de páginas me doy cuenta de lo intrincada y enrevesada que se vislumbra esta tela de araña que une intereses similares o a sujetos muy dispares. Salto de una dirección a otra, percatándome de que ese hilo de Ariadna jamás nos hará encontrar la salida, sino que nos perderá todavía más en el neón de la pantalla, produciéndonos, no sólo una sensación de desconcierto, sino un dolor de cabeza de tres pares de narices… Y tras decidir que hay que desenchufar el cerebro del ordenador nos cuestionamos eso de “¿Y qué coño he hecho yo en dos horas…?”
Navegar de un lado a otro de la red constituye un entretenimiento de primera magnitud, muy distinto al Teatro Chino de Manolita Chen, pero con la misma finalidad: distraer a unas masas carentes de imaginación, que en vez de desarrollar su propia imaginación se conforman con admirar la de otros más capaces.
Siempre cabe la posibilidad de negarse a reconocer nuestra inutilidad, coger lápiz y papel, y recoger todas esas ideas que pueden hacernos crecer sin necesidad de ser esos mundanos androides que idolatran el tiempo perdido y sin fruto.
Y para empezar a alimentar su creatividad, les propongo un libro-álbum para primeros lectores cuyo protagonista, que lleva en esto de la LIJ unos cuantos años pese a su apariencia aniñada, es capaz de levantar un circo con la ayuda de un lápiz y su sola imaginación.

JOHNSON, Crockett. 2012. Harold y el circo. Madrid: Miau.

1 comentario:

miriabad dijo...

Bueno, navegar es perder el tiempo, pero también es entrar en este blog ;-). Pero sí, es cierto que lo peor es la adicción a mamonear perdiendo el tiempo.
No conocía este Harold y el circo. Pero si es como Harold y su lápiz morado, merecerá la pena. Gracias por la sugerencia.